TÓPICOS DEL FÚTBOL
UNA PERSPECTIVA CIENTÍFICA
UNA PERSPECTIVA CIENTÍFICA
“El poder está en tu mente y, si realmente te propones algo, lo consigues.”
El fútbol se trata de un deporte con una gran repercusión en
España (11), lo que hace que esté abierto a una continua crítica y valoración
por parte de los agentes externos, como el público o la prensa. A ello han
contribuido en gran manera los éxitos obtenidos recientemente por el fútbol
español, en los que los medios de comunicación abandonan la posición neutral
que se les supone, reemplazándola por una escenificación del entusiasmo. (12)
En este artículo vamos a tratar de exponer algunas de las
realidades que se dan en el fútbol, y tratar de demostrar la importancia que
tienen los aspectos contextuales y situacionales sobre el rendimiento y
comportamiento de los equipos. Para ello debatiremos así sobre ciertos tópicos
desde una perspectiva científica, especialmente en el campo de la preparación
física.
Tópico 1: Se corre menos en la segunda parte que en la
primera
Es muy común oír está reflexión cuando se habla de fútbol.
De una forma subjetiva, el espectador percibe que los jugadores están corriendo
menos, están cansados, y por tanto esto hace que estén jugando peor, no lleguen
a los balones, pierdan los duelos individuales...etc. Sin embargo, si bien es
cierto que si se somete el fútbol a estudio, las distancias recorridas en la
segunda parte disminuyen con respecto a la primera, esto tiene más que ver con
el tiempo efectivo de juego, es decir, el tiempo de juego real, que con
aspectos de condición física.
Para demostrarlo nos apoyamos en el estudio realizado por
Rey, Casais, Lago y Lago (18). Estos autores determinaron que el tiempo
efectivo de juego en un partido oscila en torno a los 54 minutos, siendo
significativamente mayor en la primera parte con respecto a la segunda. Por lo
tanto es lógico que las distancias totales recorridas sean mayores en la primera
parte, ya que se ha jugado más tiempo. Sin embargo, si se dividía el partido en
franjas de 15 minutos, y se analizaba el tiempo efectivo de juego y la
distancia recorrida en dichas franjas por parte de los jugadores, se vio como
no había diferencias significativas entre las distancias recorridas entre la
primera y la segunda parte. De hecho, entre los minutos 75-90 era cuando más
distancia se cubría con respecto a las demás, ya que era también cuándo más
tiempo efectivo de juego había (Gráfico 1).
Gráfico 1. Media de distancias recorridas y tiempo efectivo
de juego en cada franja de 15 minutos. Adaptado de Rey et al. (18)
En conclusión, los autores determinaron que el recorrer una
mayor o menor distancia durante el partido va a depender del tiempo real
jugado. En la segunda parte se corre menos, pero porque también se juega menos.
Los autores concluyen que hay que considerar situaciones contextuales del
partido, para poder determinar el porqué de la variabilidad en el tiempo
efectivo de juego.
Tópico 2: Hemos perdido porque el equipo está mal
físicamente
Es muy habitual que, si el equipo gana, la percepción
subjetiva desde fuera sea que físicamente se “ha dado la talla”, sin embargo,
si a la semana siguiente se pierde, aunque no haya existido tiempo suficiente
para producir cambios en la condición física del equipo, se piensa que
físicamente el equipo ha estado mal. (3)
Como vemos, el resultado final de un partido altera la
percepción del espectador acerca del rendimiento físico del equipo. Pero si
bien es cierto que hay una alta variabilidad entre partidos en las distancias
recorridas a alta velocidad, se ha demostrado que dicho rendimiento depende más
de variables contextuales que de la condición física de los futbolistas (10).
En concreto, la localización del partido (local o visitante) y la situación del
marcador han sido definidas como las más influyentes (15):
1. Localización del partido:
Cuando los equipos juegan en casa, recorren una mayor distancia a baja
intensidad (menos de 14,1 km/h). Además, cuanto mayor es el nivel del rival,
más aumenta esta distancia recorrida a baja intensidad.
2. Situación del marcador: Los
futbolistas recorren un 25% menos de distancia alta intensidad (más de
19,1km/h) cuando van ganando. Esto hace pensar que el despliegue físico del
equipo depende más de si está obligado a llevar la iniciativa para reducir la
desventaja. En otras palabras, cuando los equipos van perdiendo corre más y a
más intensidad ya que se encuentran en situación de iniciativa..
En resumen, los jugadores no están los 90 minutos utilizando
sus capacidades físicas al máximo (15), sino que esto va a depender del
contexto en el que se desarrolle el partido y las situaciones que se den en el
mismo. En concreto, se ha demostrado que cuando un equipo va perdiendo es
cuando recorre más distancia a alta intensidad, por lo cual el factor físico no
parece ser una causa directa sobre la que justificar la derrota.
Tópico 3: La necesidad de realizar rotaciones
El fútbol se considera un deporte con alta densidad
competitiva, estableciéndose que, en ligas profesionales, se juega un partido
cada 4,3 días (17). De esta forma, se suele asumir que en periodos con un
calendario cargado de 2 partidos por semana, los equipos deben realizar
rotaciones, ya que la acumulación de partidos puede influir en la forma física
de los jugadores (6).
Diversas investigaciones se han centrado en investigar cómo
afectan a los equipos dichos periodos, no encontrándose diferencias
significativas en el rendimiento físico de los jugadores entre periodos
competitivos cargados y no cargados (6)(7). Asimismo, otras investigaciones se
han centrado en la influencia que tiene jugar un partido de Liga tras haber
disputado otra competición entre semana, encontrándose que la variabilidad de
resultados no puede achacarse a disputar dos competiciones. De hecho, se ha
llegado a encontrar que para los equipos debutantes en Liga de Campeones, el
hecho de jugar un partido entre semana influye positivamente en el resultado
del partido de liga posterior (13)
Como vemos, los
jugadores están capacitados para afrontar dos partidos por semana sin que esto
afecte a su rendimiento físico. Sin embargo, si que se ha determinado que el
riesgo de lesión aumenta significativamente en periodos cargados de partidos
(7), por lo que en este contexto se antoja vital el establecer estrategias
adecuadas de recuperación (17).
Tópico 4: El equipo ha corrido poco en el partido porque
entrenó demasiado esa semana
Otra reflexión muy común dentro del entrenamiento, es que si
somete al equipo a sesiones de entrenamiento demasiado exigentes, se fatiga a
los jugadores, y estos no van a poder responder a las demandas de la
competición.
Desde este articulo señalamos que dicha afirmación no es del
todo cierta, ya que se han hallado correlaciones significativas entre una alta
percepción del esfuerzo por parte de los jugadores con respecto a las sesiones
de entrenamiento, y una mayor distancia recorrida a alta intensidad en el
partido inmediatamente posterior. Esto indica que establecer sesiones intensas
tanto física como psicológicamente no resulta perjudicial para la competición
(9). Cabe señalar aquí que el uso de la percepción subjetiva del esfuerzo (PSE)
se encuentra ampliamente extendido, y que es una herramienta válida y fiable
para cuantificar la carga impuesta al deportista. (1)(4)
Tópico 5: Los equipos que son mejores corren más
A menudo, al hablar de los equipos que se encuentran en la
parte alta de la clasificación, o en categorías superiores, no solo se asocia
esa superioridad a que son mejores en el aspecto técnico-táctico, sino a que
también son físicamente superiores.
No obstante se ha demostrado que las cargas soportadas,
tanto en entrenamientos como en partidos, son significativamente superiores en
los equipos de menor nivel competitivo, especialmente en los indicadores de
intensidad del esfuerzo (9). Esto indica que los equipos inferiores deben
realizar un mayor esfuerzo, lo cual puede deberse a que deben compensar en
cierta medida sus deficiencias técnico-tácticas. (9).
Tópico 6: La mejor defensa... ¿es un buen ataque?
Es prácticamente inevitable no haber oído esta frase si se
está relacionado con el fútbol. Según esta forma de entender el juego, es
preferible contar con un buen ataque que con una buena defensa, ya que un buen
ataque te garantiza más goles.
Sin embargo, en un estudio realizado sobre un equipo de
primera división, se determinó como apenas un tercio de las acciones de ataque
llegaron a zonas de finalización, con lo cual las defensas se impusieron en los
dos tercios restantes (16). Esto coincide con otros datos aparecidos en la
literatura, en los que se indica que en fútbol las defensas se imponen
mayoritariamente sobre los ataques. (5)
Vemos por tanto que se trata de un concepto que no debe ser
aplicado de forma categórica, ya que cuando hablamos de fútbol no estamos
hablando de un deporte de finalización, como podría ser el baloncesto o el
balonmano, caracterizados por marcadores muy elevados en los cuales el ataque
supera significativamente a la defensa. El fútbol, dentro del deporte
contemporáneo, se trata de un deporte diferente. (16)
En conclusión, aunque es cierto que disponer de un buen
ataque se antoja fundamental, una buena defensa es tanto o más importante, ya
que al hablar de fútbol nos encontramos con un deporte de marcadores bajos, en
donde las defensas se imponen de forma general a los ataques.
Tópico 7: Si mi equipo tiene más posesión, tengo más
opciones de ganar el partido
Si vemos cualquier retransmisión televisiva de un partido de
fútbol, observaremos como recurrentemente se muestra al espectador la
estadística de posesión de balón de ambos de equipos. Este es un dato muy
comentado en la actualidad ya que, de forma general, se asume que el equipo que
cuenta con una mayor posesión tiene más opciones de ganar el partido.
Sin embargo, si bien es cierto que disponer de una mayor
posesión de balón hace que se den un mayor número de situaciones de ataque y
finalización (8), y que por tanto se pueda vincular al éxito (2), solo se ha
encontrado una correlación del 31% entre la posesión de balón y los puntos
ganados a final de temporada (8). Asimismo, se ha visto que la estadística que
mayor relación tiene con la victoria final no es la posesión, sino la relación
entre tiros totales y tiros a puerta, estableciéndose que unos buenos índices
de rendimiento son efectuar en torno a 15 tiros, de los cuales al menos un 40%
deberían ir a puerta. (2)
Además de lo expuesto anteriormente, se ha dado con la
paradoja de que “cuando un equipo tiene la posesión del balón, dispone de un
mayor número de situaciones de finalización, pero cuando no la tiene no sucede
lo mismo de manera inversa” (8). Es decir, cuando los equipos no tienen el
balón no son atacados en la misma medida que atacan ellos cuando si lo tienen.
Al no encontrar una explicación estadística a este fenómeno, se ha establecido
que la estrategia seguida por el equipo ante las diversas situaciones que se
dan en el partido, puede enmascarar los efectos que realmente tiene la posesión
sobre el resultado final (8).
En otras palabras, las variables contextuales podrían
afectar al rendimiento de los equipos, ya estos muestran comportamiento
diferentes al jugar en casa o fuera (2). Se puede intuir por tanto que en el
resultado final influyen más aspectos como el sistema y la estrategia
utilizada, que el hecho por sí mismo de tener una mayor posesión.
Conclusiones
A lo largo del artículo, se han ido poniendo en tela de
juicio tan solo algunos de los tópicos que en ocasiones se encuentran al hablar
de fútbol. Con esto no se pretende desmentirlos totalmente, sino demostrar que
en el deporte no existen las verdades absolutas, y que por ejemplo, la derrota
de un equipo no puede achacarse categóricamente a correr menos que el rival,
tener una menor posesión, o estar cansado por haber jugado un partido entre
semana.
En conclusión, debemos tener en cuenta que las variables
contextuales y situacionales influyen significativamente en el rendimiento,
comportamiento y despliegue físico de los jugadores (2)(3)(14)(15), y con ello
saber que las estrategias y respuestas están condicionadas por factores como la
localización del partido, la situación del marcador o el del rival entre otros
(8). Esto no hace sino ilustrar la realidad compleja del deporte, y lo erróneo
de efectuar análisis simplistas (16).
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AUTOR
Jorge Polvorinos
EDITORES
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González.
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